jueves, 31 de julio de 2014

Cuando la taquilla latía. Paco Huesca García. Alicante



Cuando la taquilla latía





Paco Huesca García
Programador, cinéfilo, empresario cinematográfico y promotor cultural
Alicante (Espagne)



Taquilla Cinéma Empress. Alberta (Canada)





A mi tía Conchín que está en sus cielos...




Hubo épocas en que las taquillas de los cines tenían corazón. A través de esas garitas, pequeñas, muy pequeñas, asomaban unas caras, casi siempre femeninas. Eran las taquilleras.



 Aquellas taquilleras de los cines que nos daban una entrada, más bien grande, rectangular y de diversos colores. Blanco, azul, rojo, gris...
Y con la entrega de la entrada igual nos regalaban, aparte de un folleto de cine, una sonrisa, o no. Un buenas tardes, o no. Un hola, o nada. En ocasiones una cierta sonrisa.




Taquilla del Cine "Yara". La Habana (Cuba). Taquilleras sonrientes


 Y con esto de las taquilleras, estos días navideños, de colas, de cine, me he acordado más de lo normal de una especial taquillera, para mí, y creo, si se me permite, para muchos alicantinos y no alicantinos.
 La taquillera de los minicines Astoria, mi tía Conchín, desde que los abrí hasta que casi me fui. Luego se fueron ellos también ¡Qué voy a decir yo! Siempre tenía una dulzura en la taquilla, una sonrisa, daba las buenas tardes o noches, tenía esa cercanía, y, eso, gustaba a los espectadores.





 Nuestra máxima, por lo menos en aquella taquilla de la calle Cisneros en pleno casco antiguo, era intentar ser amable, educado, correcto, y no cabe duda que eso se intentaba transmitir a los clientes. Y ellos lo notaban, lo agradecían. No era el frío trueque de entrada por dinero. Era algo más, había algo, incluso, mágico en la taquilla. Esa ventanuca, se convertía en una especie de confesionario. Si la taquilla hablara...


 Aunque, sin hablar la taquilla, llegó a tener corazón. Latía, convirtiéndose, por obra y gracia de su taquillera, en un rito en donde, con palabras o sin ellas, había un rostro amable, tierno y con esa sonrisa especial. Y ella, mi taquillera, la tenía. Una cierta sonrisa como escribió Françoise Sagan.






Revista "Teleprograma": Emisión de "Una cierta sonrisa" en TVE el 1 de julio de 1976



 He querido recordarla, como a las otras taquilleras de los grandes cines alicantinos. En estos días que no paraban de trabajar en cines llenos, y con esas colas que hacían paisaje en el centro de la ciudad. Me consta que muchos las recuerdan con cariño, aparte de muchas cosas. Yo tuve una taquillera especial que hizo que esa garita cuadrada con tan poco espacio tuviera forma de corazón.


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